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Arrepentida de casi arrepentirme

Arrepentida de casi arrepentirme.

Estaba a punto de arrepentirme cuando trataba de recordar los verdaderos motivos de mi arrepentimiento.

La cuestión es hacerlo o no, al punto que en realidad valga la pena el arrepentimiento y el tiempo invertido en ello.

Olvidos, descuidos y remordimientos pequeños que me atormentan, sin embargo, debo confesar que hasta cierto punto olvidé aquello por lo que debo arrepentirme, mas sé que debo hacerlo.

Arrepentida de estar arrepentida fue que escribí esto querido lector, que espero leas estas letras antes de que me arrepienta, puesto que cada olvido, descuido y remordimiento es parte de otra historia de la cual espero no arrepentirme de contar en el futuro.

Sinceramente arrepentida.

Sira

Un título muy largo para un relato tan corto

Ahí estaba ella, conociendo sin ningún interés, leyendo sin intención las palabras y sentimientos ocultos de las mentes ajenas, bastaba una mirada, un toque de mano, un solo movimiento o desvanecimiento de pupila, para delatar de los otros su pesar oculto o alegría, indecisión o certidumbre, vacío o satisfacción.

       Su delicada figura asomaba entre las sombras, dejando al margen su hermoso rostro, oculto tras el manzano, su cabello de corte irregular ondeaba sin parar, el viento le llegaba a ella sin disimulos, nada lo detenía, era en ése preciso lugar donde le gustaba estar, ése sitio donde los sonidos se oyen con sigilo y sin interrupción; y sus palabras vuelan al viento sin ser dichas ni escuchadas jamás.

       La sonrisa dibujada a menudo en su rostro, liberaba una risa incorpórea, que le hacía encontrar el mundo bastante divertido, contaba para sí, la misma historia, una y otra vez, a veces con atajos, otras con una sola variante que podía cambiar de manera abrupta todos los acontecimientos, pero sin alterar el destino, después de todo inconmovible.

       Observaba de sus manos hasta el último detalle buscando ese lunar que había desaparecido hace un buen rato y lo largo de sus dedos acostumbrados al vaivén del piano; de sus pies lo lento y pesado de su caminar, sin prisa hacia ningún lugar; de su rostro la interrogante y la perplejidad; y del espejo el destello de su alma.

       En eso ocupaba su mente, cuando de pronto se dio cuenta que había estado caminando en círculos durante un buen rato, ¿en qué momento había perdido la noción del tiempo?.

       Mi confesión y mi arrepentimiento, volvieron en un instante, regresaron a mi mente aquéllos rostros sin expresión al exterior, pero como lo pude comprobar, rebozantes de sentimientos en su interior, las pupilas dilatadas, y una que otra gota de sudor corriendo desde la sien en más de uno, volteando de cuando en cuando a mirarme, siempre inquisitivos, recordándome siempre lo que yo quería olvidar.

       La luz del sol repunta en el horizonte, está amaneciendo y yo solo estaba dormida, y ahora muy arrepentida de no seguir durmiendo.

Siempre arrepentida

Sira

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